
La cuarta ronda de sanciones a Venezuela anunciada el viernes por la administración Trump es la más fuerte que se haya hecho. Washington prohibió a las instituciones financieras estadounidenses realizar nuevos acuerdos financieros con el gobierno venezolano o la gigante petrolera estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA). Esto incluye cualquier tipo de transacciones con ciertos bonos existentes en poder del sector público venezolano y el pago de dividendos al gobierno de Venezuela. Asimismo, se prohíbe a Citgo, la filial estadounidense de PDVSA, enviar dividendos a Venezuela, así como la negociación de dos bonos emitidos recientemente por el gobierno venezolano para eludir el creciente estrangulamiento financiero.
Las nuevas sanciones a Venezuela le harán más difícil y costoso al gobierno de Nicolás Maduro recurrir a los necesarios financiamientos externos, lo que plantea la posibilidad de que tenga que suspender los pagos del servicio de la deuda externa. A Caracas le queda la opción de recurrir a Rusia y China, los aliados que en el pasado la han apoyado para cubrir huecos financieros.
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