
El debilitamiento de la economía de China junto con su capacidad de producción excedente está contribuyendo a las presiones deflacionarias globales. Hace más de una década, la mano de obra barata pasó de las zonas rurales a las fábricas de China, ayudando a reducir el costo de todo, desde camisetas hasta triciclos. Luego, una creciente demanda del país por materias primas como petróleo y algodón ayudó a revertir una tendencia a la baja de la inflación, ya que los precios de los recursos naturales subieron. Ahora, el exceso de capacidad de manufactura de China y la desaceleración de su ritmo de crecimiento están cambiando la ecuación de nuevo, poniendo una renovada presión a la baja sobre los precios.
Muchos empresarios chinos se han visto en la necesidad de bajar los precios para mantener su negocio a flote. La situación está teniendo eco más allá de las fronteras chinas. En EEUU, ciertas empresas recortan personal a medida que China inunda el país con productos baratos de fábricas con producción excedente.
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